lunes, 22 de agosto de 2016

COMUNICADO ASEC/ASIC SOBRE LA DIADA

ASEC/ASIC hace un llamamiento a trabajar por la construcción de un nuevo espacio politico en el que coincidan las fuerzas de izquierda, que logre la máxima unidad de los trabajadores y que, guiado por los objetivos de libertad e igualdad, busque la construcción de una sociedad republicana, en alianza con fuerzas afines del resto de España, que garantice las libertades y los derechos fundamentales y que permita el libre desarrollo de todas aquellas identidades culturales que respeten los postulados democráticos y la pluralidad identitaria, rechazando las actuales tendencias excluyentes impulsadas por los nacionalismos
La Comisión Gestora de la Asamblea Social de la Izquierda de Cataluña (ASEC/ASIC), en fecha 25 de agosto de 2016, decidió emitir el siguiente comunicado:
Comunicado ASEC/ASIC (25.08.2016): Ante la festividad del 11 de septiembre y la convocatoria de una nueva manifestación cargada de tintes identitarios excluyentes y que, con objetivos propios de ideologías reaccionarias, dividen a las clases populares; ASEC/ASIC sostiene que es necesario recuperar los valores de libertad e igualdad, señas de identidad política de la izquierda, especialmente en un momento en que los trabajadores ven cómo sus condiciones materiales empeoran cada día bajo la grave crisis capitalista, la galopante corrupción y una desviación de recursos públicos, cada vez más escasos, hacia políticas que buscan cimentar la pretendida construcción de un “nuevo” país intrínsecamente injusto, en cuanto que presupone la secesión y, con ella, dividir a los trabajadores, distanciarles de los trabajadores del resto de España y consolidar así el dominio de las oligarquías extractivas locales, tan afines a sus homólogas del resto de la UE, con sus correspondientes títeres políticos. “Nuevo” país que no podrá ser igualitario ni libre, por basarse en identidades culturales que, además, no son compartidas por gran parte de la población de Cataluña, con todos los riesgos que ello entraña para la cohesión social.
ASEC/ASIC hace un llamamiento a trabajar por la construcción de un nuevo espacio político en el que coincidan las fuerzas de izquierda, que logre la máxima unidad de los trabajadores y que, guiado por los objetivos de libertad e igualdad, busque la construcción de una sociedad republicana, en alianza con fuerzas afines del resto de España, que garantice las libertades y los derechos fundamentales y que permita el libre desarrollo de todas aquellas identidades culturales que respeten los postulados democráticos y la pluralidad identitaria, rechazando las actuales tendencias excluyentes impulsadas por los nacionalismos.

viernes, 19 de agosto de 2016

SOBRE EL BILINGÜISMO : SUMAR Y NO RESTAR

Entrevista a Mercè Vilarrubias de Salvador López Arnal

 ( publicada en la revista El Viejo Topo )


Mercè Vilarrubias es catedrática de inglés en una Escuela
Oficial de Idiomas de Barcelona donde es profesora y donde 
realiza tareas de coordinación pedagógica. Colabora en 
periódicos y revistas especializadas con artículos sobre la 
enseñanza de idiomas y sobre la educación en general. Sus 
principales ámbitos de investigación son el aprendizaje del 
inglés como lengua internacional, las políticas educativas en 
Europa y, destacadamente, el aprendizaje escolar en las 
comunidades bilingües
***
Sumar y no restar” (Editorial Montesinos, Mataró (Barcelona), 2012) es el título del que creo que es su último libro. ¿Qué es lo que hay sumar y por qué la resta o diferencia no es una operación válida en este caso?
La metáfora de sumar y restar viene porque Cataluña es una comunidad bilingüe y las escuelas no reflejan esta realidad sino que restan una lengua.
La resta no puede ser considerada una operación válida en este caso por los diferentes argumentos que expongo en el libro: enseñar en una sola lengua es una merma en la formación de los alumnos, cuyas necesidades lingüísticas pasan por el aprendizaje de ambas; es también poner a los alumnos cuya lengua materna es el español en una situación difícil desde un punto de vista afectivo: no se les permite expresarse en su lengua materna en la escuela. A ello se añade los demás argumentos, que me llevan a concluir que esta resta es negativa.
Hago referencia al subtítulo: “Razones para introducir una educación bilingüe en Cataluña”. ¿Qué entiende usted por educación bilingüe?
Por educación bilingüe entiendo el uso de dos lenguas como lenguas vehiculares. Es decir, la realización de unas asignaturas en una lengua y otras, en otra; el apoyo y valoración de la escuela a ambas lenguas y el objetivo compartido de que ambas deben aprenderse bien; un entorno lingüístico bilingüe en la escuela. Todo ello no implica desdibujar la especificidad de cada una de ellas (una es una lengua minoritaria, que ha sido perseguida; la otra, una lengua de alcance mundial)
Las razones que usted expone a lo largo de su ensayo, ¿valen también para otras comunidades españolas como Euskadi o Galicia por ejemplo?
No conozco suficiente la realidad sociolingüística de estas comunidades para opinar sobre ello.
El catalán es la lengua propia de Cataluña se afirma en muchas ocasiones. Luego, por tanto, debe ser la lengua vehicular de la enseñanza en el país. ¿Cuáles son sus objeciones a este razonamiento?
¿Qué significa lengua propia? Este término no es un concepto ni jurídico ni sociolingüístico. Es un término político, acuñado por el primer gobierno de CiU para poder otorgar todas las prerrogativas que el legislador decidiera a la lengua calificada como tal.
Así como se afirma que el catalán es la lengua propia, también podríamos afirmar que lo es el español o que lo son las dos. De hecho, si usamos el término, no en un sentido político, sino de sentido común, como sinónimo de lengua vernácula (término lingüístico), podemos decir que en Cataluña hay dos lenguas propias.
La denominada “inmersión lingüística”, ¿es propiamente una inmersión? ¿Por qué?
La inmersión lingüística es un método de aprendizaje de una segunda lengua en la escuela a partir de realizar actividades en esta lengua. Es un método de probada eficacia porque facilita el aprendizaje de la segunda lengua a través del hacer, en oposición al aprendizaje de una lengua como objeto de estudio (como el inglés por ejemplo).
La inmersión lingüística es para alumnos que no tienen esta lengua como lengua materna. En Cataluña, la inmersión, hablando en propiedad, es para todos aquellos que no tienen el catalán como lengua materna.
Los que tienen el catalán como lengua materna no están recibiendo una enseñanza a través de la inmersión sino una enseñanza en lengua materna.
La inmersión lingüística, como método reconocido internacionalmente y utilizado en variedad de países, no implica que toda la enseñanza deba realizarse en aquella lengua. Podría haber inmersión en algunas asignaturas y enseñanza en lengua materna para otras. Esto no es así en Cataluña pero no por el uso del método de la inmersión sino porque la única lengua vehicular permitida es el catalán.
Rebátame este argumento, esta consideración más bien: una doble línea de escuelas (en catalán y en castellano) supondría segregar a los alumnos, no ayudaría a la cohesión social y perjudicaría, sobre todo, a niños y niñas de familias castellanohablantes que, normalmente, pertenecen a sectores sociales menos favorecidos. De hecho, este digamos argumento fue esgrimido por sectores de izquierda socialista y comunista de los años 80 (no le hablo de organizaciones catalanistas ni independentistas) para apoyar la inmersión. Colectivos de Santa Coloma de Gramenet, por ejemplo, una ciudad obrera, masivamente castellanohablante pegada a Barcelona, fueron vanguardia en esa línea que le acabo de apuntar.
Como desarrollo en mi libro, no tenemos datos en la bibliografía internacional que nos digan que una doble línea de escuelas supone una “segregación” de los alumnos.
De hecho, la mayoría de países y comunidades bilingües de Europa tiene una doble línea de escuelas (Finlandia, Gales, Eslovaquia, Andorra, ..) y los padres escogen la escuela que quieren.
¿Cómo puede uno ser segregado si uno escoge?
Se suele esgrimir que los datos de los exámenes de selectividad demuestran un conocimiento parejo del catalán y castellano en Cataluña. Si es así, ¿para qué cambiar las cosas? ¿No funcionan bien? ¿No conseguimos que todos los jóvenes conozcan razonablemente bien ambas lenguas?
Los exámenes de Selectividad de catalán y español no tienen la misma dificultad. El de catalán es más difícil. Por lo tanto, comparar resultados en exámenes de diferente dificultad, no nos dice gran cosa.
Estos exámenes pueden consultarse en internet.
Por otra parte, es lógico que el examen de Selectividad de catalán sea más difícil que el de español ya que los alumnos han realizado toda su enseñanza en esta lengua mientras que solo han realizado de 2 a 3 horas de español a la semana como asignatura. Igualar la dificultad de ambos exámenes no sería justo para los alumnos.
¿Por qué cree usted que en escuelas de élite (Aula, donde estudiaron el president Artur Mas y sus hijos, sería un ejemplo) no se practica la “inmersión”?
No se practica la inmersión en el sentido que se aplica en las escuelas catalanas: una única lengua vehicular.
Aula enseña en cuatro lenguas, es una escuela de élite y las élites saben que las lenguas son un recurso muy valioso para las personas.
Se afirma en su ensayo que usted se aproxima al tema desde parámetros educativos, que intenta alejarse todo lo posible de instancias políticas. ¿Es eso posible? ¿No será que usted no quiere enseñar sus cartas y que le mueven intereses políticos no confesables próximos al PP, a Ciutadans o a fuerzas afines?
Obviamente yo tengo mis opiniones políticas pero no son éstas las que expreso en el libro. Precisamente, la primera idea que deseaba transmitir en el libro es que la educación debería ser autónoma de la política. Esto muy difícil en España, donde la educación ha estado tradicionalmente al servicio de intereses políticos, sean estos de derechas, de izquierda dogmática o nacionalistas.
Por otra parte, siendo la inmersión un tema tan político y al servicio de la política, no se me escapa que hablar de este tema tiene implicaciones políticas. Sin embargo, considero que es erróneo hacer una equivalencia entre ser crítico con la inmersión y estar de acuerdo con la posición del PP. Es cierto que el PP es crítico con este modelo lingüístico pero nunca ha estado clara la alternativa que proponen, si una enseñanza bilingüe o una doble línea escolar con libertad de elección por parte de los padres. De hecho, a veces hablan en favor de un modelo y otras veces del otro. Además, el PP no se caracteriza por una preocupación por las lenguas autonómicas; más bien su preocupación parece estar únicamente del lado del español.
Sería perfectamente posible hacer una crítica de la inmersión desde la izquierda pero ésta siempre se ha resistido a ello. Precisamente, desde mi punto de vista, el gran drama alrededor de la inmersión es que la izquierda no ha entendido que la inmersión no está al servicio de los alumnos sino de los intereses de la clase hegemónica nacionalista (independentista ahora). Ha permitido que la derecha se erigiera como su único opositor (según sus intereses también).
El vínculo entre nacionalismo y progresismo ha sido fatal, desde mi punto de vista.
Usted defiende la educación bilingüe. Pero, desde algunas instancias de poder de la política educativa en Cataluña, se afirma que ya estamos en ello: catalán e inglés, los dos idiomas esenciales de la educación en el país. ¿No es esto?
Bueno, el inglés es absolutamente necesario en la educación actual. La situación en la que nos encontramos es que las escuelas públicas no logran enseñar esta lengua bien y son solo aquellas familias de nivel socioeconómico medio o alto que pueden permitirse mandar a sus hijos a academias de inglés o a escuelas de élite como Aula.
Decir que en Cataluña solo son necesarios el catalán y el inglés, obviando el español, es una manera de negar la realidad sociolingüística (una vez más!)
Usted es catedrática de inglés y conoce bien el tema del aprendizaje de las segundas lenguas. ¿Hay algún artículo, algún ensayo, donde se argumente a favor de una política educativa como la practicada en Cataluña en estos últimos 30 años?
No conozco ninguno. En la realidad europea sería muy difícil defender un sistema escolar monolingüe, obligatorio para todos los alumnos, en una comunidad bilingüe.
Insisto de nuevo, discúlpeme. ¿Hay alguna otra nacionalidad o comunidad, en España, en Europa o en otros lugares, donde se practique una política lingüística como la que aquí se practica?
En Baleares, pero parece que va a cambiar con el decreto de trilingüismo del gobierno autonómico. Quería añadir que así como yo no estoy de acuerdo con la inmersión, no creo que una modificación de este modelo escolar tenga que hacerse a través de un decreto, de la noche a la mañana, como se ha hecho en Baleares. Es más importante convencer, explicar los motivos por los que en las comunidades bilingües, la enseñanza bilingüe es un modelo más integrador, más inclusivo y que responde a las necesidades lingüísticas de los alumnos de manera mejor que la enseñanza monolingüe.
En Europa, todos los países o comunidades bilingües o tienen una doble línea o tienen sistemas bilingües.
Señala usted en el libro que cualquier atisbo de crítica al modelo educativo actual es visto como un ataque al catalán y a Cataluña. ¿No exagera? ¿No ha escrito usted varios artículos críticos, y el mismo libro que comentamos, en torno a esa política?
Falta un debate constructivo, plural y honesto alrededor de este tema (y de muchos otros, no sólo lingüísticos!). Sólo hablan públicamente los partidarios de la inmersión.
Ello no es de extrañar: los medios de comunicación públicos están al servicio de la Generalitat, que los controla con mano de hierro. Los privados editados en Cataluña están subvencionados y también actúan al dictado.
Por otra parte, Cataluña no es Corea del Norte y uno puede, con dificultad y si encuentra una editorial que quiere arriesgarse, publicar un libro como el mío. Pero este libro no tiene trascendencia, no entra en el debate público, más bien es incómodo porque cuestiona la ideología hegemónica. Los medios públicos y los privados subvencionados no se han hecho eco del libro.
Me veo obligado a hacerle una pregunta que va más allá de su libro. Le hablo de la ley Wert. ¿Qué opinión le merece este proyecto educativo del actual gobierno del PP?
Es el proyecto educativo-ideológico de la derecha.
Una pregunta algo personal para finalizar si me permite. Usted se llama Mercè Vilarrubias, es una ciudadana barcelonesa. ¿Cómo es que una persona como usted, que nació y vive en Cataluña, critica la política lingüística que han defendido todos los gobiernos catalanes en estas tres últimas décadas? ¿No ama acaso a su país?
Ja ja.. Criticar la política lingüística del gobierno es perfectamente legítimo. Somos ciudadanos, no súbditos.

jueves, 18 de agosto de 2016

SOBRE NACIONES


Escrito por Domènec Benet

"Las diversas religiones que existían en Roma eran todas consideradas por el pueblo como igualmente verdaderas, por el filósofo como igualmente falsas y por el político como igualmente útiles" 
E Gibbon. Historia de la decadencia y caída del Imperio romano.
(Citado por J, Álvarez Junco en Dioses útiles. Galaxia Gutenberg 2016)

La palabra nación tiene tantas acepciones que sirve para un fregado y para un barrido.
Siempre se podrá encontrar alguna acepción que sirva para calificar como nación a un colectivo humano determinado, sea el que sea. Si no es histórica, será lingüística, sino cultural. Y, si todas fallan, siempre se podrá recurrir a la voluntad colectiva.
El problema surge cuando se asocia el ser o no ser nación a tener o no tener unos derechos determinados. Especialmente derechos políticos. Y, más concretamente, derecho de autodeterminación.
Se podría clarificar si se conviniera en que sólo las naciones políticas tienen derechos políticos, pero se vuelve a liar cuando cualquier tipo de nación puede alegar el derecho a ser nación política.
Y no conozco ninguna vara de medir dónde empieza y dónde termina la nación política. (¿A partir de 100 años de nación histórica, o de 200, o de 50? y ¿por qué?. ¿A partir del 51% de hablantes de una lengua distinta, o del 25%, o del 75%? y ¿por qué?. Etc, etc, etc.)
Estoy de acuerdo con Adrià Casinos y con Lluís Roca y pienso que la nación política se debe aceptar únicamente para los estados constituidos y en el sentido que emana de la revolución francesa, de nación como conjunto de los ciudadanos de un estado de derecho.
En la confusión, ganancia de astutos. En la redacción del último Estatuto de Cataluña, los astutos defendieron que en el preámbulo se mencionara que Cataluña es una nación porqué esto no comportaba ningún derecho político. Con la bronca posterior, se ha alegado más de una vez a ésta definición para justificar el injustificable "procés".
Me identifico con el Tribunal Supremo del Canadá, que en su famosa sentencia viene a decir que en un estado constitucional, es decir, donde las leyes se han elaborado democráticamente, ningún colectivo, se haga llamar nación o no, tiene ningún derecho superior a los demás ciudadanos.
Y acepto también lo que dice a continuación, que si de acuerdo a las leyes vigentes en un territorio se demuestra de forma clara y continuada la voluntad de cambiar la relación con el conjunto del estado, ésta se ha de tener en cuenta.
Por tanto, pienso que no deberíamos caer en la trampa de basar el debate sobre derechos políticos a ser o no ser nación. Cómo siempre se puede sacar algún tipo de nación de la manga, los no nacionalistas siempre perderíamos.
Actualmente con las leyes vigentes, en España es posible defender cualquier propuesta política y, si se da el caso, mostrar de forma clara y continuada en el tiempo, su carácter mayoritario en un ámbito territorial determinado, para que sea tenida en cuenta por el conjunto del Estado.
Hasta la fecha, aquellos que proponen la separación de Cataluña no han conseguido la representación de los 2/3 del Parlamento para proponer una modificación de la ley que regula la relación con el resto de España. Cuando lo consiga y más de una vez, "Ja en parlarem!"
Acabo."Qui vulgui peix que es mulli el cul". No entiendo por qué razón los contrarios a una propuesta política han de apoyar a los que la defienden, Quien quiera un referéndum, un plebiscito o una consulta, que lo defienda, pero que no espere que los contrarios le saquen las castañas del fuego. Claro que no es lo mismo querer la separación que la pena de muerte, pero hay mil ejemplos más de peticiones que, por muy legítimas que sean, las han de defender los interesados.

SOBRE EL FANTASMAGÓRICO "DERECHO A DECIDIR "

Escrito por Miguel Candel

El llamado 'derecho a decidir' es una expresión ambigua (y, en el fondo, redundante, pues todo derecho implica algún tipo de decisión) con la que los partidarios de la secesión de Cataluña tratan de captar la benevolencia de personas que inicialmente no están a favor de dicha secesión para, a partir de ahí, lograr su apoyo a la celebración de un referéndum vinculante que sancione la ruptura con el resto de España. Lamentablemente, muchos sectores de la izquierda, de dentro y fuera de Cataluña, han caído en esa trampa (no entramos a valorar si de buena fe o por cálculo político). La actitud de buena fe al respecto se basa, de entrada, en la confusión entre democracia y voto, lo cual constituye un error: en un Estado democrático no todo se puede votar siempre, pues hay leyes fundamentales (las constituciones) que, una vez aprobadas (obviamente, mediante una votación), marcan unos límites o cauces por los que debe discurrir la acción política, sin que ésta pueda entrar en contradicción con aquellas leyes fundamentales (los propios secesionistas tienen esto muy claro: basta leer el proyecto de constitución catalana elaborado por el ex-juez Vidal, así como las recientes resoluciones aprobadas por el Parlament de Catalunya de cara a la llamada 'desconexión'). Las constituciones, por supuesto, no son entidades eternas e inmutables, sino que pueden modificarse; pero sólo mediante los mecanismos que ellas mismas establecen, a fin de garantizar un mínimo de estabilidad y de seguridad jurídica a los miembros de la comunidad política. En el caso que nos ocupa, la constitución española vigente, al definir como soberano al pueblo español en su conjunto, impide cualquier decisión unilateral de una parte de dicho pueblo que afecte al resto, algo que obviamente ocurriría en el caso de una secesión unilateral. El segundo argumento con el que los secesionistas intentan (y, en muchos casos, consiguen) ganar para su causa a los inicialmente contrarios a la secesión consiste en dar a entender que, votando en un referéndum vinculante, los antisecesionistas podrían seguramente zanjar de una vez por todas el asunto y poner punto final al movimiento secesionista. Esto constituye otro error, pues una vez se aceptara la celebración de un primer referéndum de esas características, aun cuando los secesionistas lo perdieran (cosa probable, pero no segura, dado su control de las instituciones catalanas y de muchos y poderosos medios de comunicación, empezando por TV3, diversas emisoras de radio y periódicos impresos o digitales), ese mecanismo quedaría legitimado y los secesionistas recurrirían una y otra vez a él hasta lograr la victoria. En el mejor de los casos, y aunque esto último no llegara a ocurrir, el llamado 'procés' se prolongaría indefinidamente en el tiempo, con las nefastas consecuencias de polarización política en torno a cuestiones identitarias y relegamiento de las cuestiones sociales fundamentales que venimos experimentando desde hace cuatro años.
Por todo ello y porque como personas de izquierdas consideramos negativo todo aquello que divida a los trabajadores, aspirando como aspiramos a que su unión trascienda incluso las fronteras actuales, rechazamos la engañosa consigna del 'derecho a decidir', que en la coyuntura actual lleva indefectiblemente a las negativas consecuencias que acabamos de señalar.


ESPAÑA Y CATALUÑA

Escrito por Luis Roca Jusmet

Podemos discutir el origen de España como nación pero es un referente sensato considerar que nace como Estado moderno con soberanía popular con la Constitución de Cádiz
de 1812. Con la Constitución de 1978 vuelve a constituirse como Estado de derecho tras el período franquista. Aunque lo haga como Monarquía constitucional podemos considerar que ( al igual que el Reino Unido) su estructura es republicana : Constitución garantista, soberanía popular, separación de poderes, democracia representativa, libertades políticas. Cataluña participa en la construcción de España. Que participe no quiere decir que lo haga de manera armónica porque todos los Estados en cierta manera se constituyen de manera violenta, con conflictos y tensiones.
 Cataluña no ha existido nunca como nación en el sentido moderno, sencillamente porque nunca ha tenido Estado propio, A partir del mismo S.XIX se inicia un catalanismo político. Las élites catalanas quieren participar y decidir, tenir peso y autonomía dentro del Estado español. A partir de los años 80 del siglo pasado, bajo la hegemonía del pujolismo se va gestando un relato en el que se presenta a Cataluña como una nación dominada por el Estado español a través del gobierno de Madrid. este relato se va imponiendo a través de los medios de comunicación catalanes, de las instituciones educativa y no educativas. Poco a poco la lengua catalana se va imponiendo como la única propia y reduciendo al castellano, lengua materna de más de la mitad de catalanes, a la marginalidad. La llamada "immersió lingüísitica" es la imposición del monolingüismo. Se va subvencionando a todas las entidades, publicaciones que van en esta dirección. Y promocionando a los que potencian y defienden este relato, El nacionalismo pasa directamente al soberanismo. Cataluña es una nación porque es una comunidad que quiere un estado y tiene derecho a tenerlo. Como arama táctica los independentistas se inventan "el derecho a decidir, que abandonan cuando ya no les sirve. las élites catalanas, igual que las españolas, aprovechan el nacionalismo para ocultar la lucha de clases y para callar a los disidentes.
 La izquierda cae mayoritariamente en este juego. Acepta que Cataluña es una nación sin Estado que tiene derecho a tenerlo. Acepta el soberanismo y aunque algunos sectores dicen no ser independentistas no se dan cuenta que toda la lógica soberanista lleva a la independencia. Pretenden defender la democracia y no entienden que defender la democracia es defender el estado de derecho. Como no entienden que se está creando un relato totalitario en el que Cataluña es el pueblo catalán y este es el conjunto de ciudadanos que hablan catalán,que se identifican con el relato y símbolos nacionalistas y que quieren la independencia. No entienden que toca defender la concepción republicana de Estado frente a los nacionalismos.Que no es nacionalismo catalán contra nacionalismo español o viceversa sino la defensa del sentido cívico, democrático y republicano de nación, es decir el Estado de Derecho. Que la propuesta de la izquierda no puede ser la de crear más estados, es decir más fronteras, sino un Estado de derecho cada vez más democrático federado con otros Estados para crear, finalmente, una federación mundial de estados basados en la cooperación.

miércoles, 17 de agosto de 2016

SOBRE LA NACIÓN Y EL NACIONALISMO

Escrito por Luis Roca Jusmet

 Partiré de la definición de Álvarez Junco : " es un conjunto de sees humanos entre los que domina la conciencia de tener rasgos que los identifican en una identidad grupal" Esto quiere decir que partimos de la idea de Benedit Anderson de la nación como comunidad imaginada. Imaginada no quiere decir imaginaria en el sentido de irreal sino que es lo que el colectivo se imagina como común. Las propiedades reales que hay detrás de lo que se imagina son variadas. En este sentido aunque la nación es siempre una ficción, en el sentido que es una entidad que como tal no existe, los rasgos en que se basa pueden ser más o menos arbitrarios.
 La nación es un fenómeno moderno que aparece con el estado moderno. Es el propio Estado el que unifica el grupo con una lengua, con unos símbolos y con unas tradiciones más o menos existentes. El Estado se inventa, a través de mitos, el relato nacional para dar cohesión a los que forman parte de él y crear sentimientos patrióticos. estos sentimientos patrióticos tienen funciones muy claras, aparte de la cohesión, como disolver los conflictos de clase, las individualidades críticas y motivar en una guerra. Este es el sentido étnico que da soporte al Estado. Entendemos por Estado, siguiendo también a Álvarez Junco, "un conjunto de instituciones públicas que administran un territorio con medio coactivos." Digo yo que hablaremos de Estado de derecho cuando la función básica es garantizar unos derechos a cambio de hacer cumplir unas leyes en cuya elaboración participan los ciudadanos." Es el sentido cívico, republicano, que aparece con la revolución francesa. Es un sentido cívico que recoge la idea de la soberanía nacional, que quiere decir que es el conjunto de los ciudadanos los que tienen el poder, aunque lo deleguen. El sentido cívico de nación no es nacionalista porque se basa en lo que Habermas llama "patriotismo constititucional". Lo podemos llamar republicanismo.
 En el siglo XX aparecen supuestas naciones, comunidades imaginadas, con la voluntad de ser nación, que quiere decir ser soberanas y ser independientes. Son, por lo tanto, comunidades imaginarias que quieren ser Estado. Como tal crean un relato, con unos mitos y unos símbolos. Esto tiene un doble sentido político. Los movimientos de liberación, anticoloniales, que quieren emanciparse del Estado ajeno que los domina. Son los movimientos tercermundistas. Pero también aparecen dentro de los Estados-nación comunidades imaginarias que quieren separarse y formar un estado propio. esta vez son las élites dirigentes locales las que quieren un espacio propio de poder. Pero también les srive para ocultar los conflictos de clase y la ciudadanía crítica con su gestión.
 Estos on unos primeros apuntes teóricos, muy generales, que pueden servirnos para entender el conflicto Cataluña-España.

DERECHOS INDIVIDUALES Y COLECTIVOS ( IV )



Las dudas de Salvador López Arnal

1. ¿Podemos reformular un derecho colectivo como el derecho de los estados-comunidades a no ser invadidos por otros estados como una suma de derechos individuales? ¿Cuál sería la formulación en este caso?
1.1. ¿Y si hay renuncia o ausencia de ejercicio¿ ¿No existiría tal derecho?
1.2. Si vale la metáfora, el conjunto de los naturales no son, sin más, la suma de los números naturales. ¿Por qué? Porque tiene el conjunto propiedades que los individuos sinualres, los números, no tienen. Por ejemplo: la cardinalidad o el ser subconjunto de.
2. Cuando hablas de liberalismo original, ¿a qué autores o tradiciones te estás refiriendo?

 La respuesta de Miguel Candel


Eres incansable, Salva (yo no tengo esa virtud):

1. No hace falta, porque los Estados son ya personas jurídicas (aunque su fundamento último es el consentimiento de las personas físicas que los componen).
1.1. El derecho, una vez reconocido, existe en las conciencias, aunque no se ejerza. Si se renuncia libremente a él, obviamente, deja de existir por el tiempo de la renuncia (ésta puede ser temporal o definitiva).
1.2. Tú y las matemáticas... No veo qué tienen en común, aparte de una cierta individualidad, seres racionales físicamente existentes y actuantes con entidades abstractas e inertes como los números.
2. Ningún autor en particular, sólo la idea de que el individuo humano es autónomo y fuente de soberanía. O, si prefieres, la idea de las libertades civiles básicas (no me las hagas repetir, porque ya las conoces).


Un abrazo.

Miguel

SOBRE LOS DERECHOS INDIVIDUALES Y COLECTIVOS ( III )

 Escrito por Miguel Candel

No veo cuál es el problema de reformular los llamados "derechos colectivos", como hace Domènech Benet, como derechos individuales ejercidos o reclamados colectivamente . La confusión viene, me parece, de que una acción colectiva añade un plus (eso que autores como John R. Searle y otros llaman "realidad social") a la acción individual. Pero el "locus" de ese plus (perdón por los latinismos) se halla "físicamente" en la conciencia de los individuos, no en una especie de Espíritu transpersonal hegeliano, me parece a mí.
Esta concepción no impide admitir que, de hecho, todos los derechos que han acabado siendo reconocidos han surgido de movimientos colectivos sin personalidad jurídica previa (personalidad que se ha conseguido precisamente junto con el reconocimiento de los derechos). Pero insisto: la base última de todos esos procesos es el individuo o persona física. Thatcher no tenía razón (o, más bien, exageraba) cuando decía que "la sociedad no existe". Sí que existe (en sentido fuerte, no metafórico), pero sólo en la mente de los individuos que interactúan socialmente, condicionando físicamente dicha actuación. Ésta es la irreductible verdad del liberalismo original, en absoluto incompatible con el socialismo (salvo deformaciones estalinistas de este último).

SOBRE LOS DERECHOS INDIVIDUALES Y COLECTIVOS ( II )

 Escrito por Salvador López Arnal

1. Desde mi punto de vista, sólo son sujetos de derecho las personas, físicas o jurídicas. En el segundo caso entrarían, por ejemplo, los sindicatos, a quienes cabe atribuir el derecho de convocar huelgas, que estaría respaldado además por el derecho de cada trabajador a reivindicar unas condiciones de trabajo justas, derecho que sólo se puede ejercer eficazmente de manera colectiva, a fin de compensar el desequilibrio de fuerzas entre empresarios y trabajadores individuales.
Pero el derecho de huelga, no el derecho a convocarla, es un derecho de los trabajadores, un derecho colectivo por tanto. ¿No es el caso?
Por poner otro ejemplo: el derecho a convenios colectivos, ¿no es un derecho colectivo?
"Los trabajadores", compuestos por personas físicas, no son en sí una persona jurídica ni física.

2. La invocación de derechos colectivos debería tener siempre como condición la existencia de personas jurídicas (que, obviamente, están integradas por personas físicas, pero que son algo más que la simple suma de éstas): los Estados son seguramente el ejemplo más claro.
¿Y por qué esa condición previa? De hecho, si lo miramos desde un punto de vista histórico, la vindicación de esos derechos colectivos ha supusto un avance social en muchas ocasiones.
No estoy seguro si puede ser analizado así la vindicación del derecho femenino al voto sin exclusiones rentistas ni afines.

3. Estos criterios no resuelven sin más el problema que plantean los movimientos sociales sin forma jurídica que aspiran a que se les reconozca personalidad. En un estado inicial "de naturaleza", "robinsoniano", por así decir, previo a la existencia de cualquier forma jurídica de relación social, es la fuerza de los "movimientos" la que decide y crea derecho. Pero la España de hoy no es un estado de naturaleza (aunque sí bastante "salvaje, la verdad), por lo que cualquier movimiento que pretenda obtener personalidad jurídica propia (como la "república catalana") carece de legitimidad para lograr sus objetivos unilateralmente, ya que ello necesariamente redundaría en detrimento de los derechos de terceros. La Generalitat, pese a tener personalidad jurídica, no puede invocar el derecho a convertirse en Estado independiente sin deslegitimarse automáticamente, pues su legitimidad deriva de la del Estado español. Podría hacerlo, evidentemente, rompiendo a todos los efectos con la legalidad vigente, lo que entraña una sublevación en toda regla (es decir, un "glorioso movimiento nacional"), y eso lleva las cosas al terreno de la fuerza pura y dura. Personalmente, en circunstancias de opresión extrema, me encantaría participar en una sublevación (ya he vivido cierta etapa de lucha clandestina). Pero éste no es el caso, me parece: ni por los motivos ni por los sujetos ni por los fines.

Si sigo bien el razonamiento, creo que sí, estoy de acuerdo con lo que señalas pero me parece que con eso no refutas el tema de los derechos colectivos de manera general sino que argumentas contrariamente al ejercicio de ese derecho de forma singular, en el caso comentado. 

SOBRE NACIONES

  Escrito por Domènec Benet

"Las diversas religiones que existían en Roma eran todas consideradas por el pueblo como igualmente verdaderas, por el filósofo como igualmente falsas y por el político como igualmente útiles" 
E Gibbon. Historia de la decadencia y caída del Imperio romano.
(Citado por J, Álvarez Junco en Dioses útiles. Galaxia Gutenberg 2016)

  • La palabra nación tiene tantas acepciones que sirve para un fregado y para un barrido.
  • Siempre se podrá encontrar alguna acepción que sirva para calificar como nación a un colectivo humano determinado, sea el que sea. Si no es histórica, será lingüística, sino cultural. Y, si todas fallan, siempre se podrá recurrir a la voluntad colectiva.
  • El problema surge cuando se asocia el ser o no ser nación a tener o no tener unos derechos determinados. Especialmente derechos políticos. Y, más concretamente, derecho de autodeterminación.
  • Se podría clarificar si se conviniera en que sólo las naciones políticas tienen derechos políticos, pero se vuelve a liar cuando cualquier tipo de nación puede alegar el derecho a ser nación política.
  • Y no conozco ninguna vara de medir dónde empieza y dónde termina la nación política. (¿A partir de 100 años de nación histórica, o de 200, o de 50? y ¿por qué?. ¿A partir del 51% de hablantes de una lengua distinta, o del 25%, o del 75%? y ¿por qué?. Etc, etc, etc.)
  • Estoy de acuerdo con Adrià Casinos y con Lluís Roca y pienso que la nación política se debe aceptar únicamente para los estados constituidos y en el sentido que emana de la revolución francesa, de nación como conjunto de los ciudadanos de un estado de derecho.
  • En la confusión, ganancia de astutos. En la redacción del último Estatuto de Cataluña, los astutos defendieron que en el preámbulo se mencionara que Cataluña es una nación porqué esto no comportaba ningún derecho político. Con la bronca posterior, se ha alegado más de una vez a ésta definición para justificar el injustificable "procés".
  • Me identifico con el Tribunal Supremo del Canadá, que en su famosa sentencia viene a decir que en un estado constitucional, es decir, donde las leyes se han elaborado democráticamente, ningún colectivo, se haga llamar nación o no, tiene ningún derecho superior a los demás ciudadanos.
  • Y acepto también lo que dice a continuación, que si de acuerdo a las leyes vigentes en un territorio se demuestra de forma clara y continuada la voluntad de cambiar la relación con el conjunto del estado, ésta se ha de tener en cuenta.
  • Por tanto, pienso que no deberíamos caer en la trampa de basar el debate sobre derechos políticos a ser o no ser nación. Cómo siempre se puede sacar algún tipo de nación de la manga, los no nacionalistas siempre perderíamos.
  • Actualmente con las leyes vigentes, en España es posible defender cualquier propuesta política y, si se da el caso, mostrar de forma clara y continuada en el tiempo, su carácter mayoritario en un ámbito territorial determinado, para que sea tenida en cuenta por el conjunto del Estado.
  • Hasta la fecha, aquellos que proponen la separación de Cataluña no han conseguido la representación de los 2/3 del Parlamento para proponer una modificación de la ley que regula la relación con el resto de España. Cuando lo consiga y más de una vez, "Ja en parlarem!"
  • Acabo."Qui vulgui peix que es mulli el cul". No entiendo por qué razón los contrarios a una propuesta política han de apoyar a los que la defienden, Quien quiera un referéndum, un plebiscito o una consulta, que lo defienda, pero que no espere que los contrarios le saquen las castañas del fuego. Claro que no es lo mismo querer la separación que la pena de muerte, pero hay mil ejemplos más de peticiones que, por muy legítimas que sean, las han de defender los interesados.

martes, 16 de agosto de 2016

DERECHOS INDIVIDUALES Y DERECHOS COLECTIVOS ( I )

Escrito por Miguel Candel

Desde mi punto de vista, sólo son sujetos de derecho las personas, físicas o jurídicas. En el segundo caso entrarían, por ejemplo, los sindicatos, a quienes cabe atribuir el derecho de convocar huelgas, que estaría respaldado además por el derecho de cada trabajador a reivindicar unas condiciones de trabajo justas, derecho que sólo se puede ejercer eficazmente de manera colectiva, a fin de compensar el desequilibrio de fuerzas entre empresarios y trabajadores individuales.

La invocación de derechos colectivos debería tener siempre como condición la existencia de personas jurídicas (que, obviamente, están integradas por personas físicas, pero que son algo más que la simple suma de éstas): los Estados son seguramente el ejemplo más claro.

Estos criterios no resuelven sin más el problema que plantean los movimientos sociales sin forma jurídica que aspiran a que se les reconozca personalidad. En un estado inicial "de naturaleza", "robinsoniano", por así decir, previo a la existencia de cualquier forma jurídica de relación social, es la fuerza de los "movimientos" la que decide y crea derecho. Pero la España de hoy no es un estado de naturaleza (aunque sí bastante "salvaje, la verdad), por lo que cualquier movimiento que pretenda obtener personalidad jurídica propia (como la "república catalana") carece de legitimidad para lograr sus objetivos unilateralmente, ya que ello necesariamente redundaría en detrimento de los derechos de terceros. La Generalitat, pese a tener personalidad jurídica, no puede invocar el derecho a convertirse en Estado independiente sin deslegitimarse automáticamente, pues su legitimidad deriva de la del Estado español. Podría hacerlo, evidentemente, rompiendo a todos los efectos con la legalidad vigente, lo que entraña una sublevación en toda regla (es decir, un "glorioso movimiento nacional"), y eso lleva las cosas al terreno de la fuerza pura y dura. Personalmente, en circunstancias de opresión extrema, me encantaría participar en una sublevación (ya he vivido cierta etapa de lucha clandestina). Pero éste no es el caso, me parece: ni por los motivos ni por los sujetos ni por los fines.

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